David Garland (2005), La cultura del Control. Crimen y orden social en la cociedad contemporánea
Gabriel Alonso-Arias
1 Presentación y contextoEl libro del sociólogo y criminólogo David Garland "La cultura del control" nos presenta los cambio acaecidos en el campo del control del delito y la justicia penal con el advenimiento de la denominada modernidad tardía y producto de los cambios en la estructura social. Para ello se centra en los dos países que han liderado este proceso: EE.UU. y Gran Bretaña. A lo largo del libro nos explica los cambios desde las teorías correcionalistas a las nuevas criminologías del control del delito
Los patrones de desarrollo de las respuestas penales, de la preocupación pública, el debate político y el desarrollo de las políticas públicas vemos que son comunes a los dos países a otros, como el nuestro, que van reproducen el orden social de la sociedad tardomoderna.
Este libro se presenta dentro de la producción del autor como tercero de una trilogía, fundándose en los dos precedentes: Punishment and Welfare (Castigo y bienestar), que describe el ascenso de una forma welfarista de justicia penal en los inicios del siglo XX, y Punishment and Modern Society (Castigo y sociedad moderna), que desarrolla una teoría social del castigo que subraya los elementos culturales, así como también los elementos políticos de las instituciones penales ([Garland2005]:13-14, 69).
Este libro se sitúa en el contexto teórico de la crítica a las nuevas criminologías del control social, junto con otros sociólogos muy conocidos como Loïc Wacquant ([Garland2005]:17) que escriben en la revista Punishment and Society. En el contexto más amplio relaciona estos cambios con los que ocurren en la sociedad que el denomina de la modernidad tardía y que otros sociólogos tratan ---p.e. Beck, son su concepto de Sociedad del Riesgo y Bauman, en el Miedo Líquido---.
En cuanto a su contexto teórico el autor utiliza conceptos de Bourdieu como el de habitus o el de campo social, que se define en palabras de Wacquant como "(...) un espacio estructurado de posiciones, un campo de fuerza que impone sus determinaciones específicas a todos aquellos que ingresen en el mismo". En las sociedades avanzadas las diversas esferas de la vida, la economía, etc. forman campos sociales con sus propias reglas, regularidades y formas de autoridad ([Garland2005]:pág 338, nota 3).
También tiene relevancia la influencia de Foucault, tanto de su obra Vigilar y castigar (ref) como en el aparato teórico utilizado el concepto de historia del presente, que Garland entiende desde una preocupación analítica como el intento de "(...) comprender las condiciones históricas de existencia de las que dependen las prácticas contemporáneas, en particular las que parecen más curiosas e inquietantes. La investigación histórica ---junto con el análisis sociológico y penológico--- es empleada aquí como un medio para descubrir cómo estos fenómenos llegaron a adquirir sus características actuales." ([Garland2005]:33).
Desde un punto de vista más general este libro se sitúa en los estudios sobre la sociedad postmoderna que han realizado autores como Castells (sociedad informacional), Giddens (modernidad reflexiva), Beck (sociedad del riesgo) o Bauman (modernidad líquidad) que ofrecen recursos teóricos de análisis con los que el autor indaga en los fuezas sociales e historicas que han generado la reconfiguración global del campo([Garland2005]:66).
Bauman ([Bauman1997]) describe la sociedad postmoderna de manera muy parecida a Garland, caracterizándola por la desregularización, tanto de la Seguridad Social como de las otras de redes de seguridad, como la familia y el vecindario, que crea incertidumbre y son sustituidas por el mercado, entendido como oportunidad universal de crecimiento. No hay más trabajos de por vida, con lo que no hay espacio para la vida vivida como proyecto, para los planes a largo plazo. Buena parte de los desempleados son inempleables, por lo que ya no son de interés ni siquiera como ejercito de reserva; y además tampoco son una minoría marginal sino que su número aumenta considerablemente con lo que no nos podemos permitir el Estado de Bienestar.
Los pobres son los que no tienen la libertad del consumidor, que es la única libertad individual en la sociedad del mercado, y que pasan a estar deprivados y panópticamente regulados. Las provisiones del bienestar se hacen depender de pruebas humillantes cada vez más estrictas porque la sociedad rechaza la responsabilidad colectiva por los riesgos producidos globalmente. No sólo es que no nos podamos permitir el Estado de Bienestar, es que no tenemos razón moral para hacerlo.
Estos jugadores desempoderados son el suplemento indispensable de la integración por la seducción en la sociedad de consumidores guiada por el mercado. Son el producto de residuo y su misera pasa de ser atendida por medios colectivos a considerarse como crimen individual y ellos como clase peligrosas o criminales para los que las prisiones sustituyen a las marchitas instituciones de bienestar.
2 Resumen2.1 General
El autor escribe una historia del presente, con una visión estructural de la organización del campo del control del delito y la justicia penal, delimitando "(...) las condiciones sociales de existencia que subyacen al control del delito contemporáneo y una identificación de las reglas de pensamiento y acción que moldean estas políticas y prácticas." ([Garland2005]:65).
Con la erosión de la configuración institucional welfaristas aparence diversos programas desde distintos lugares en el campo social que no forman un desarrollo unificado o necesario ([Garland2005]:69) pero que dan lugar a un nueva configuración de estructuras y estrategias compuestas por elemento viejos y nuevos, que se influyen mútuamente ([Garland2005]:65).
El libro presenta una análisis del cambio en varios campos sociales diferentes a lo largo del tiempo, estudiando la reconfiguración a partir de los años 80 de las respuestas al delito y la justicia penal y, como marco teórico más amplio, la relación con la inseguridad y las estructuras de welfare. ([Garland2005]:70).
El enfoque en el ideal de rehabilitación por parte de los profesionales ---criminólogos, agentes de libertad condicional, etc.--- es sustituido por el resurgimiento de las sanciones punitivas y la justicia expresiva, empujada por los políticos populistas, q utilizan la política criminal como campo donde responder a las emociones del público.
Por otro lado las víctimas toman una importancia que no tenían desde la monopolización del control del campo del delito y la justicia penal por el Estado. No sólo proporcionándolas derechos e información como era de rigor (ver libros de Victimología) sino como personaje representativo, que además tiene voz en la política criminal. Diversas circunstancias que explicaremos más en detalle posteriormente causan un incremento del temor entre la población y con él la importancia de su protección, convirtiéndose la necesidad de seguridad en uno de los ejes de la política criminal y la prisión en medio de contención incapacitante y castigo, con el consiguiente aumento espectacular del número de presos.
La política criminal ha pasado de ser un tema definido por los expertos a parte de la competencia electoral con la consiguiente politización y populismo. La opinión pública es la fuente privilegiada de las iniciativas políticas, habiendo un consenso de todos lo partidos en torno a medidas duras, q son populares para el público.
Las teorías de control q sirven de basa a la política criminal consideran el delito un problema de control inadecuado.
Actualmente el control de delito ha pasado de estar gestionado exclusivamente por agencias públicas --- policia--- a otras organizaciones: ciudadanos, comunidades y empresas (seguridad privada). Además los agentes del campo del delito cambian sus funciones, la policia de combatir el delito a reducir el temor, el desorden y la incivilidad, las autoridades carcelarias de rehabilitar a custodiar, las agencias de libertad condicional de un filosofía de trabajo social a penalidades basadas en el control y seguimiento de los delincuentes.
2.2 Capítulos
El primer capítulo del libro realiza un repaso de los indicadores del cambio en el campo del control social acaecido con el advenimiento de la modernidad tardía. Estos puntos están desarrollados en los capítulos posteriores. El segundo capítulo explica las características de la justicia penal moderna y el Estado penal-welfare, para desde el conocimiento del sistema hasta finales de los años 70 conocer la profundidad de los cambios. El tercer capítulo pasa a describir las razones de la crisis del enfoque penal moderno, mostrando que partiendo de las críticas de los expertos que querían profundizar el sistema y la situación de incertidumbre debido a los cambios estructurales de la modernidad tardía ---incluyendo el aumento dramático de la criminalidad--- los críticos y políticos reaccionarios le dieron un vuelco a la política criminal.
En el cuarto capítulo se centra en los cambios entre ambos enfoques penológicos ---del bienestarismo penal a las criminologías del control social--- mostrando primero los cambios generales a nivel social para pasar posteriormente a explicitar su impacto en el delito, en las instituciones de bienestar y en el discurso político. Los cambios a nivel político se desarrollan en el quinto capítulo donde se diferencia entre la estrategia de negación y acting out de la criminología del castigo del Estado soberano, que hace hincapié en el aumento del control y el castigo expresivo, de la estrategia de adaptación de la criminología de la vida cotidiana, que se centra en la prevención y la asociación con otras organizaciones.
El sexto capítulo plantea las características culturales de las sociedades con inseguridad y altas tasas de delito, e.e., como afecta a todos los niveles sociales ---clase media, familia, sector comercial, comunidades--- y como influye en las políticas públicas..
Las instituciones de control del delito reciben su tratamiento en el séptimo capítulo, mostrando como la policia, la justicia penal y la prisión ---y junto con ella el ideal de rehabilitación y la libertad condicional--- han cambiado en la nueva cultura de control del delito.
El autor finaliza resumiendo sus apreciaciones en el capítulo 8, relacionando los cambios en el campo específico del control del delito con los cambios sociales de la modernidad tardía y como las políticas subsiguientes no eran inevitables.
3 Temas a destacar3.1 Contexto social de crisis del Estado de Bienestar
El tipo de Estado de bienestar en una país condiciona los modelos posibles de control del delito y la política criminal ([Garland2005]:26), ya que, si bien éste campo tiene una cierte autonomía, forma parte de una red de gobierno y producción de orden social que determina sus condiciones de existencia. Por tanto, las transformaciones en la estructura de los campos sociales conllevaran transformaciones correlativas en la configuración del campo ([Garland2005]:38).
El influjo de los determinantes sociales y económicas ---tales como las crecientes tasas de delito y de sensación de inseguridad, la crisis económica, los cambios políticos del welfarismo al neoliberalismo, las transformaciones en las relaciones de clase, raza o género, etcétera--- es indirecto, a través de la modificación de las reglas de pensamiento y acción ([Garland2005]:67).
Entre los cambios sociales y económicos resaltar la dualización y precarización de los mercados laborales, las reformas impositivas regresivas y la restricción de beneficios del Estado de bienestar que hicieron que grandes sectores de la población cayeran por debajo del nivel de de la pobreza ([Garland2005]:147).
Las instituciones del Estado de Bienestar descubrían cada vez más necesidades insatisfechas, de modo que los problemas parecían agrandarse en lugar de reducirse.
Las personas llegaron a confiar en el Estado y sus servicios sociales más que en sus propios recursos (dependencia).
Tendencia al incremento de las expectativas («privación relativa» como medida la pobreza) social y psicológica.
Problemas del «gobierno grande» y de una maquinaria burocrática.
Hizo olvidar los problemas económicos y políticos para cuya solución había sido diseñado el welfarismo y, en cambio, destacar toda una serie de problemas que parecía haber creado ([Garland2005]:163 y ss.).
3.2 Políticas
Las políticas reaccionarios expresan el descontento popular, y desarrollan un discurso hostil sobre el welfare, los sindicalistas, el debilitamiento de la familia, la ley y el orden. Los conservadores, apoyados por las clases medias «trabajadoras» «respetables» que han sufrido cambios en su posición económica y social que conllevan una gran inserguridad ([Garland2005]:248) "culpaban a los pobres indolentes de victimizar a la sociedad «decente»" y "a las élites liberales por consentir una cultura permisiva y la conducta antisocial que ésta alentaba." ([Garland2005]:170). Y el autor continúa más adelante:
"Así el nuevo conservadurismo proclamaba un mensaje moral exhortando a todos a volver a los valores de la familia, el trabajo, la abstinencia y el autocontrol, pero en la práctica sus regulaciones morales efectivas se imponían a la conducta de los trabajadores desocupados, las madres que recibían beneficios del welfare, los inmigrantes, los delincuentes y los consumidores de drogas." ([Garland2005]:174).
Por tanto se culpa al delincuente, perteneciente a la «underclass» como responsable individual de sus actos, ignorando las causas de fondo y promoviendo su control intesivo y castigo, que genera atracción popular ([Garland2005]:221 y 248).
4 Valoración críticaPresenta su explicación de una manera clara y descriptiva. <¿ Para el lector medio/no especialista? Notas al final del libro>. La presentación a veces puede parecer algo repetitiva o confusa ya que ciertos temas salen varias veces a lo largo de los diferentes capítulos.
Hubiera sido interesante presentar datos empíricos ---a parte de las gráficas en el apéndice--- para dar soporte al argumento esgrimido, como p.e. hace Díez Ripollés ([DiezRipolles2007]).
<Futuro del escenario presentado por el autor. Capítulo VIII> Holanda ha desandado el camino en cuanto a la criminología del castigo reduciendo su número de encarcelados. <Mencionar también el derecho del enemigo>
Individualismo, rotura de los vínculos sociales -> inseguridad, aun para los q han podido aprovechar la desregularización en su beneficio personal. (Sociedad del riesgo, modernidad líquida).
Para concluir esta recensión no querría dejar de mencionar su valor, para, desde el campo del control del delito y la justicia penal, hace hincapié en los problemas existentes a nivel social. Creo que el libro es suficientemente claro y detallado para que el argumento llegue a un público amplio que necesita estas reflexiones ya que en España la opinión pública no conoce esta información y desde su miedo considera que las políticas criminalizantes son útiles y que "la cárcel funciona".
Referencias[Bauman, 1997] Bauman, Z. (1997). Postmodernity and its discontents. Polity Press.
[Díez Ripollés, 2007] Díez Ripollés, J. L. (2007). La Política criminal en la encrucijada. B de F.
[Garland, 2005] Garland, D. (2005). La cultura del control. Gedisa.